Aunque en los primeros años de su historia Fiat realizó algunos automóviles de competición notables (S76, SB4, y toda la saga desde el 801 hasta el 806), a partir de los años 30 su presencia en competición se limitó a la participación en pruebas de carretera con equipos privados que hacían correr modelos de serie más o menos modificados para la competición.

La inmediata posguerra fue dura para todos los fabricantes de automóviles debido a la necesaria reconstrucción de las fábricas, la escasez de materias primas y energía y la precaria situación económica de la mayoría de la población. La mayor parte de las marcas reiniciaron la fabricación de los modelos que tenían en catálogo antes de la guerra con ligeras modificaciones para hacerlos parecer algo más modernos.

El departamento de competición desempolvó el viejo 508 C Mille Miglia y decidió actualizarlo para poder ofrecer un modelo competitivo a la legión de pilotos privados que poblaban la prueba detrás de los grandes equipos de cilindradas superiores.

Para 1953 los rigores de la posguerra amainaban y la mítica Mille Miglia había recuperado su esplendor de antes de la contienda. La participación era impresionante e incluía importantes equipos como Alfa Romeo, Lancia, Ferrari, Porsche, Maserati, Jaguar o Aston Martin. Estas potentes monturas iban a ser conducidas a través de media Italia por la crema del pilotaje mundial: Fangio, Biondetti, Taruffi, Karl Kling, Villoresi, etc.

El nuevo protagonista del catálogo de Slot Classic fue inscrito por Faustino Campostella y S. Collini. Le fue otorgado el dorsal 330 lo cual nos indica que tomó la salida en Brescia a las 3h y 30 minutos de la madrugada del 26 de abril. Después de casi dieciséis horas de carrera llegó a Brescia en la posición 180 y noveno en la categoría hasta 1100 cc lo cual es remarcable para un modelo que ya tenía seis años y que, a su vez, derivaba de un concepto que databa de 1938.

José Manuel Pérez, texto extraído del folleto del CJ-55