El Giulietta Spyder fue uno de los mejores ejemplos del magnífico trabajo llevado a cabo por Alfa Romeo en los años 50, convirtiéndose en un referente para sus coetáneos a lo largo de dicha década y sellando exitosamente la transición de la marca italiana desde sus inicios artesanales al mercado industrial; primero en Estados Unidos, debido a la iniciativa del importador austriaco establecido en Nueva York, Max Hoffman, y posteriormente en el mercado europeo.

Este modelo combinaba una briosa mecánica de 1300cc. con doble árbol de levas en cabeza y un cuidado bastidor que admitía claramente bastante más potencia de la cual fue dotado inicialmente. Favorecido por su ligero peso, su carrera deportiva no tardó en llegar y con razón puede calificarse de “breve pero intensa”, debutando en la Mille Miglia de 1956 con una configuración monoposto, modelo que ya fuera reproducido hace años por Slot Classic como nuestra referencia CJ-12.

A pesar de que han pasado muchos años desde aquel CJ-12 aún teníamos una deuda pendiente con el resto de historial deportivo de este coqueto pero intrépido modelo. Un estudio más detallado revela actuaciones en pruebas tan emblemáticas como las 12 Horas de Sebring (a propuesta del ya mencionado Hoffman, sin duda con el objetivo de promocionar el modelo en el mercado norteamericano), el Rally Lieja-Roma-Lieja, la Targa Florio o el Tour de Corse. En estas actuaciones el coche era cubierto con una capota o un aerodinámico hard-top que le confería un aire aún más deportivo si cabe.

Sin embargo, y a pesar de los meritorios logros del Giulietta en las mencionadas pruebas, hubo una en concreto que nos llamó poderosamente la atención por su singularidad y atractiva decoración, con baca y rueda de repuesto incluida, más que por sus resultados, ya que Jean-Pierre Lobies y Jean Pietri no fueron capaces de terminar el Rally de Monte Carlo de 1961. Ello no supone un impedimento para que pase a formar parte de nuestro catálogo por meritos propios y su indiscutible personalidad e identidad propia.